domingo, 6 de noviembre de 2016

Algunos nombres comunes

Los nombres comunes son muy útiles para las personas que los usan, sin embargo son distintos a los nombres científicos en varios aspectos. Las principales diferencias estriban en que no hay reglas de establecimiento ni de aplicabilidad de estos nombres. Es decir, no hay reglas para prevenir que un nombre común ya usado se emplee para designar a otras especies. Tampoco hay reglas que nos digan a qué organismos aplicar el nombre y a cuáles no. Lo único que tenemos a la mano es la "nomenclatura democrática" una regla un tanto falaz que nos indica que el nombre más empleado será el que se deba usar. Así por ejemplo tenemos que el bisonte norteamericano es llamado por muchísimas personas como "búfalo", pero casi nadie le dice por ejemplo, "cíbolo" (el primer nombre común que tuvo la criatura).

Un bonito cíbolo... ¿O era un búfalo? 

Recientemente vi un meme espectacular que me llamó poderosamente la atención. Lo replico aquí con el crédito correspondiente y su traducción.

"Por favor, no me coma señor alígator"
"¡¿Alígator?! ¡Soy un cocodrilo estúpida rana!"
"¡¿Rana?! ¡Soy un sapo, bufón!"
"¡Por favor, ustedes dos, dejen de pelear!"
"Lo sentimos señor tortuga"
"¡¿Tortuga?! ¡Soy una galápago malditos idiotas!"
Caricatura obra de MrLovenstein.

En esta situación ficticia, los animales pelean por razones bastante tontas para aquellos que no pertenecemos a sus grupos biológicos: su identidad nomenclatural. Y es que, al estar hablando en términos comunes, se arma el lío, siempre. En este caso ocurre algo interesante que tiene algo de replicabilidad al pasar de inglés a español. Por ejemplo:

Alígator
Palabra usada para describir generalmente a la especie Alligator mississippiensis. Generalmente también se usa para la especie Alligator sinensis. En otras situaciones puede ser empleada para designar a cualquier miembro del género Alligator. Y en ocasiones más raras, se emplea para toda la familia de estos reptiles (Alligatoridae), aunque en este caso se prefiere la castellanización de dicho rango taxonómico (aligatóridos).

Un alígator... americano por favor.

Cocodrilo
Palabra usada para designar a los miembros del género Crocodylus. En otras ocasiones se usa para toda la familia (Crocodylidae), aunque también se prefiere usar la castellanización del rango (cocodrílidos). De forma problemática, se usa para cualquier miembro del orden Crocodilia y aún más, para cualquier arcosauriforme remotamente similar. Una discusión más completa del uso de esta palabra se puede encontrar en esta entrada: "Pobres cocodrilos".

Un bonito cocodrilo.

Los problemas del uso indiscriminado de la palabra cocodrilo se ven reflejados en la viñeta que inspiró este tema. ¿Qué se debería hacer? La recomendación es tratar de castellanizar los nombres de los grupos, tal y como se sugiere en la entrada de "pobres cocodrilos". ¿Es esto una ley? No, para nada, es sólo una sugerencia. Y otra sugerencia de uso es que cuando usemos la palabra en un sentido amplio (para designar a cualquier crocodiliforme ¡o peor! cualquier arcosauriforme con forma de cocodrilo), tratemos de especificar a qué nos referimos. Esto evitará que una tortuga entre a separarnos... El asunto no termina aquí, veamos.

Este cocodrilo... o alígator... o caimán... En fin, está indiferente a cómo los humanos lo llamemos.

Es casi un paradigma inquebrantable en el saber popular que existen ranas y sapos y que la línea que los divide es tan amplia que seguramente se extiende hasta la biología. Pues les tengo malas noticias, no es así. Ranas y sapos son nombres comunes dados a una multitud de anfibios anuros (sin colas) que no guardan relación con su ubicación filogenética dentro del árbol de estos animales.


Rana
Es un nombre común dado a cualquier anuro que presente una piel más o menos lisa y libre de verrugas. Aunque en la práctica, hay algunos grupos de ranas con pieles arrugadas.

La rana de agua marmolada (Telmatobius marmoratus) es una rana con piel arrugada. Fotografía tomada de Arkive.org

Sapo
El término sapo se usa para varias familias de anuros, generalmente de pieles arrugadas y de hábitos terrestres. Algunos biólogos arguyen que los únicos sapos verdaderos son los miembros de la familia Bufonidae, aunque en realidad "sapo" es un término tan laxo como "rana". Hay una familia de anuros (Alytidae) que entre sus filas posee presuntos sapos y ranas. Esta familia ejemplifica cómo esos términos son subjetivos y no refieren a nada en particular.

Hembra de sapo común (Bufo bufo). Fotografía tomada de Arkive.org

En el siguiente gráfico se ejemplifica mejor cómo ni "sapo", ni "rana" son términos que designen algún grupo natural concreto.

Resumen de relaciones filogenéticas de anuros. En azul, las "ranas", en rojo los "sapos" y en verde la desdichada familia que tiene tanto ranas como sapos. Modificado de Bossuyt y Roelants (2009).

En síntesis, rana y sapo son palabras que no expresan grupos taxonómicos válidos (naturales, es decir, descendientes del mismo [y único] ancestro común inmediato), por lo que son palabras "inútiles" si uno quiere referirse a un grupo biológico particular. Por pura probabilidad, uno casi siempre podrá "atinar" a las ranas (pues casi todas las familias de anuros son reconocidas como tales) y a los sapos comunes de las ciudades (pues casi todos ellos serán bufónidos)... Pero ¡no vaya usted a sitios remotos a hablar de ranas y sapos que se nos viene encima el telón!

Dato curioso... ¿sabías que la familia de "sapos verdaderos" es hermana a la familia de las ranas flecha venenosa? Dicha familia se llama Dendrobatidae y posee a algunas de las criaturas más tóxicas del planeta. Fotografía tomada de Arkive.org

Finalmente, el meme que inspiró esta entrada hace mención a una tortuga (o galápago) ofendida porque la confundieron con una tortuga. Esto quizá no tenga sentido en español, porque usamos la palabra tortuga para cualquier miembro del grupo biológico llamado Testudines. Pero en inglés la cosa es distinta. Las tortugas terrestres son llamadas "tortoise" y aquellas con adaptaciones acuáticas son llamadas "turtle", generalmente sólo las marinas, pues las tortugas acuáticas de agua dulce son llamadas "terrapin".

Pobres angloparlantes, la tienen liada con sus términos... Imagen tomada de Wikipedia en inglés.

En inglés, una "tortoise" tiene patas de elefante como en a. Un "terrapin" tiene patas con membranas y garras como en b. Y una "turtle" tendrá aletas, como en c. El problema viene con algunas tortugas que se salen de estos parámetros. Ilustración de Jacqueline Mahannah.

En español carecemos de este problema, pero algunos han decidido que nos lo creemos y copiando a los amigos angloparlantes, algunos dicen que "galápago" es un término que aplica a algunas tortugas acuáticas de forma similar a las "terrapin". Básicamente en este gremio se incluyen a los miembros de las familias Emydidae y Geoemydidae.

Galápago europea (Emys orbicularis). Fotografía tomada de Arkive.org

Galápago de Florida (Trachemys scripta), o como la conocen en México "tortuga japonesa" (sic). Fotografía tomada de Arkive.org

Curiosamente el término "galápago" no aplica a las tortugas de las famosas islas Galápagos (a pesar de que algunos les llamen así). En realidad las islas recibieron el nombre de una silla de montar famosa en la época, la silla galápago que a su vez tomaba el nombre de las tortugas galápagos mencionadas anteriormente. Y esto porque el caparazón de algunas tortugas en las islas Galápagos tenían la forma de una silla de montar. ¡Que locura!

Silla de montar modelo Galápago... De estas sillas reciben el nombre las tortugas y consecuentemente, las islas donde habitan. Imagen tomada de Talabartería Plinio Ortiz.

Diego, la tortuga más jariosa famosa de las Galápagos (Chelonoidis nigra) tiene un caparazón en forma de silla de montar que le dio el nombre a las tortugas y a su vez a las islas. Fotografía tomada de imaginative-traveller.com/destinations/South-America/Galapagos-Islands

En resumidas cuentas, el cartón es gracioso si se habla inglés (o se sabe). En español tiene algo de gracia, pero no es lo mismo. Los nombres comunes son bastante falibles y por ende, son difíciles de incorporar a la ciencia. Es por ello y mucho más, que los nombres científicos son preferibles. Y si va uno a castellanizarlos, hay que procurar que sea una castellanización similar al nombre de los clados. Así tendremos nombres comunes un pelín más duraderos.

Hasta la próxima.

Fuente del clado de los anuros:
Bossuyt, F., & Roelants, K. (2009). Frogs and toads (Anura). The Timetree of Life. Oxford University Press, New York, 357-364.